lunes, 10 de mayo de 2010

Abril 27, 2010.
Olvide el camino a la casa de las cartas. Buenas noches, buenas noches alma mía. Deseo encontrarte y decirte, rogarte mi absolución. Es música lo que dicta mis actos. Fui todo lo estupida que podía ser, pero no soy perfecta, aunque desearía también ser especial. Solo eso. Si algo me diera la pauta de que esta en mi solucionar esto… pero no estoy acá. El mundo me obligo a romper todos mis espejos, espero que no te disgustes con la noticia. No tuve alternativa más que obedecer. Son demasiado fuertes las palabras que oí, como también lo fueron los silencios por los cuales no estoy ahí tampoco. Mi intrépida desnudez es avasallante para esta corte de justicia, no correspondo con su tipo ideal.
Todos los días, sabes que pienso en vos todos los días. Mis dientes crujen entre sueños, puede que necesite por sobre todas las cosas perder la cordura.
Hoy puedo dar fe de que, en cuanto a destrucción, también el hielo es grande y suficiente. Voy a gritar todas las noches cuando me duela, cuando no haya acabado aun este incesante repiqueteo de necesitarte. No más sorpresas ni silencios por favor.
El fuego me atemoriza, el miedo me queda adentro y he olvidado el camino que me conduce a casa, donde justamente están las instrucciones que necesito, porque si pudiera sentir o seguir respirando una cadencia acompasada, no seria de vital importancia desaparecer por completo, deshacer el nudo por el que estoy atada vos.
No quiero dejarme ser. Nada cambia las cosas que ya fueron hechas. Nadie puede y yo no tengo el control.
El cielo esta mal. Su concepto de mi es erróneo. Tiene que dejar se susurrar, esta vez soy yo la que debe hacerse oír.
Parece que mi universo fue descubierto. Lo siento, otra vez. Otra vez su voz coreando lo que no tengo el coraje de decir: SENTIR AHORA, OTRA VEZ.
Descendiendo cada escalón, mi cabeza es un columbario (con lo que los aborrezco).
Para volver a soñar necesito traspasar la ventana del dolor. Es lo que tiene que pasar… Entonces es cuando aparece el espíritu de lo que te necesito.
Un subsuelo precede a mi corazón, y la voz regresa. Puedo sentirlo mas odio hacerlo.
Patear las piedras para adelante no soluciona este caos, esquivarlas tampoco. Dicen que el agua sabe hacerse nuevos caminos, incluso a través de las montañas.
En este momento, estoy compuesta de sangre, de hielo, de odio y de imperiosas necesidades. ¿Qué pretendo con eso? Debería poder hacerlo (lograrlo).

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