lunes, 10 de mayo de 2010

Mayo 04, 2010.
-A DOS AÑOS DE NUESTRO ENCUENTRO-
Leonela, con un océano electrónico de sonido en el subconsciente. Presintiendo la ruptura de algo en su interior, la ruptura de algo nuevo o tal vez una nueva ruptura o también podría tratarse de una fusión monstruosa y cósmica entre ambos sucesos. Dentro de esa ruptura, en esa grieta, habita algo innombrable que hace que el dolor no duela tanto.

Después de esto:
“Hoy hace dos años de nuestra primera salida. Como me escribiste en una carta, ese día me hiciste tuya de una manera más fuerte y profunda de lo que alguna vez imaginaste… Si me dejo llevar por esas palabras, tengo que creer que siempre vas a ser mío, incluso ahora que no seguimos saliendo. No se que hacer. My life is not as happy as it was.”
Recibo de tu parte el siguiente texto:
“No me mandes mas mensajes de texto”.

De manera que eso es lo que me recomendas hacer con todo el amor que siento. Así fue tu respuesta: clara, concreta, en imprenta y sin abreviaturas. Justo todo lo que no tiene que ver con el terreno de las emociones.
Me siento herida, dolida y decepcionada en grado sumo, pero esto no creo que te inquiete.
Me siento triste, sola y olvidada. Siento que mi amor se evaporo de tu corazón y no tomo los recaudos necesarios para ser bienvenido en una futura visita.
Me siento taimada, ignorada como un papel viejo al cual tratas con maligna indiferencia. Hoy, cuatro de mayo, no tuve ganas de nada. Llore porque me corre sangre por la venas, pero el dolor ya no se traduce como desolación absoluta.
No quiero que me gane la bronca, ni el enojo y mucho menos el rencor, mas que nada porque no soy una persona rencorosa, mucho me costo aprender a perdonar. No puedo permitirme más involuciones.
Seguiré llorando cuando me haga falta, pero quiero olvidar. No olvidarlo, pero si que forme parte de mi vida como algo maravilloso sin duda, que paso, que me hizo enormemente feliz, que me enseño muchísimas cosas, y que encontró su final. Quizás un final mucho mas trágico y doloroso de lo que me habría gustado para el y para mi, pero final al fin. Gracias Camilo, te amo y eso nunca va a cambiar porque sos un hombre maravilloso, aunque no seas para mi. Te deseo lo mejor, desde lo más profundo de mí ser. Que seas completamente feliz.
Tal vez, la vida o el destino vuelvan a unirnos, volvamos a vernos y a recordar los momentos lindisimos y felices que pasamos juntos, así como también los tristes, que nos hicieron crecer, evolucionar, conocernos y amarnos hasta el fervor con el que vivimos nuestra relación, esa pasión que a los dos nos va a costar encontrar en otras personas. No lo se.
Hoy, todavía te amo, y todavía me siento capaz de dar todo lo que tengo para volver el tiempo atrás y recuperarte. Mejor dicho: NUNCA DEJARTE IR DE MÍ. Una y mil veces me arrepiento de mis actos y de mis palabras. Esas que tanto te hirieron, pero que debí pronunciar (aunque no sentí nunca) para que no intentaras volver a mi. ¡Maldita sea mi ceguera de entonces!

No hay comentarios:

Publicar un comentario