lunes, 10 de mayo de 2010

Abril 28, 2010.
(Un dieciocho de mayo te extrañe por primera vez… un dieciocho de mayo del 2008)
Mañana parcial de morfosintaxis… no se ni como me llamo. No puedo pensar en otra cosa. Te extraño. Cada recuerdo de lo que soy lleva grabado tu nombre a fuego en mi ser. No puedo más con esta agonía. Quiero reponerme, pero es mas fuerte que yo, me arrastra hacia el fondo del océano helado y se me atrofian los músculos por el frío de tu desamor.
Tengo el pelo atado y a simple vista, pareciera que lo llevo corto, como un varoncito. Siempre me pediste que me cortara el pelo y yo nunca accedí. Si hoy me pidieras que me ampute un brazo, o que deje todo para dedicarme a vos por el resto de mis días lo hago, lo hago sin mirar a atrás. Esto de tu ausencia duele, y no sabes cuanto. Siento que el aire que respiro es un millón de trocitos de cristal que me explotan en los pulmones, multiplicándose una, mil veces. Mis lágrimas borran el rastro de los reglones de la hoja. Ojala pudieran borrar la tristeza. Mi piel te extraña, mis besos te extrañan, mi boca, mi pelo mis manos mis ojos mi cuerpo mi mente y mi alma… el corazón ya no sabe que sentir… los huesos tiene agujeros y fisuras por donde se filtra la desesperación reinante en mi vida.
No quiero abrir los ojos. No quiero sentir no quiero respirar ni dormir ni morir ni vivir ni sonreír ni escuchar hablar enmudecer sacrificarme obedecer resurgir sobrevivir. SOBREVIVIRNOS fue la última palabra que escribí en tu ropero blanco… Te escribo a vos, como si algún día fueras a leer todo esto.
Me estoy dando cuenta de que, por mucho que ame a abril, es el mes en el que siempre me pasan cosas feas para el corazón (salvo conocerte).

No hay comentarios:

Publicar un comentario